Ya empieza a asustarme la posibilidad de que mis dedos se depriman de tanta imagen extravagante y tanta voz incoherente. En un afán por no callar, encontré el análisis que hace un joven sin nombre pero con una gran memoria y me atrevo a transcribirlo porque no podemos disfrazar con estatus político a los asesinos del país:
“Se necesito que sucediera lo de Estados Unidos para que los guerrilleros y los paramilitares y un sector importante de los cuerpos armados del Estado fueran vistos por el mundo como terroristas y tratados como terroristas. Todos ellos rechazan esa calificación pero diariamente están realizando actos de terror, están desapareciendo gente que piensa diferente de los del Establecimiento y torturando y actuando como clandestinos para hacer terrorismo. Aquí todo el mundo sabe que los grupos armados del gobierno asesinaron a tres mil miembros de un partido de oposición política. Los otros terroristas colocan bombas en las ciudades e inmolan a gente inocente; cometen diariamente crímenes atroces como el descuartizamiento de seres humanos en los campos una vez la guerrilla abandona ciertas zonas dejando la muerte a sus espaldas; asesinan sindicalistas, maestros, todo el que trate de mirar más allá de las narices: gente que sueña con agentes gelatinosos e incendiarios con los cuales calcinan a los seres humanos, o con gases letales, o con explosivos y trozos de acero para destruir aldeas habitadas por gente pobre.
Yo quisiera saber que pensaría el mundo si en una transmisión de televisión en vivo y en directo le mostraran la destrucción de un poblado con bombonas de gas rellenas de dinamita y tuercas y trozos de tornillos y trozos de varillas de acero, y frente a las ruinas de sus casas, a niños desmembrados y a hombres y mujeres inermes, inocentes, sin cabeza o con el vientre abierto. O si viera a niños secuestrados cargados con cadenas, cautivos dentro de cuevas bajo la tierra como acostumbran a hacerlo los terroristas de este país, y esas mismas imágenes se las repitieran durante una semana, a todas horas del día y de la noche…¿Cómo se llama el secuestro? ¿No es un crimen terrorífico? Y la destrucción de haciendas y ranchos productivos con su población humana y su maquinaria y sus ganados. Y la destrucción de puentes, carreteras, oleoductos, torres de electricidad, infraestructura que ha logrado ser construida a través de las décadas con el trabajo una nación empobrecida Por ese motivo, ya ese terrorismo de guerrilleros y de paramilitares y de agentes armados del Estado (todos son iguales) no es considerado como guerra contra gobiernos inmorales en nuestro medio sino contra el mundo, y eso me parece una maravilla. Eso es estupendo. Le voy a decir algo más: aquello que los guerrilleros y los paramilitares llamaban “actos de guerra interna”, hoy son actos terroristas, aún cuando los colombianos no se hayan dado cuenta.”
(CASTRO, Caycedo Germán. “El botín”. En Con las manos en alto. Bogotá. Editorial Planeta, 2001)
(CASTRO, Caycedo Germán. “El botín”. En Con las manos en alto. Bogotá. Editorial Planeta, 2001)
foto EL PERIÓDICO