jueves, 22 de noviembre de 2007

EL GRITO QUE SE PLASMÓ EN EL ASFALTO

Un anciano que labró su moneda con el arte de la poesía y la tertulia. En su casa hay algo más que un espacio para dormir. Una sala de visitas hace la diferencia, pero no es una sala cualquiera, es un ágora que hasta hace unos meses estaba abierta al público y que hoy está casi enterrada en el barrio la Candelaria.

Unas piernas que expresan la lucha de los años y la repugnancia a la violencia. Sus ojos se iluminan ante la visita de sus nuevos pasajeros. Unas arrugadas palabras de tristeza por la injusticia y el vapor de su bebida celeste dán la bienvenida al lugar.

El Café-Bar “El Chibcha”, el terreno de Homero, es una reunión de recuerdos y de amigos, de poetas y de letras, de olor a tiempo y de ruidos de lucha. Las carcajadas tienen eco en el sitio que está concebido para el silencio, la concentración y el oído. Sus puertas cerradas indignamente al público no son muro para que la gente se acerque a saludarlo con la familiaridad que sólo puede darse a quien se estima.

Que es "uso inadecuado del suelo", dice la boca que apaga la luz bohemia de tántos años mientras que sus vecinos retumban en el licor que separa el verso de la cultura y los amigos de la tertulia.

La indiferencia congeló las palabras, el silencio gritó entre las calles y los sordos personajes del poder no se inmutaron, no temblaron y resolvieron condenar una forma de vivir, de compartir y de expresar más que ideas hechos y sentimientos.

Ella, él, nosotros, todos somos la cultura que se pisotea al sellar un establecimiento que propaga a la voz de tinto y aromática una prosa, la onda del viejo poeta y las ilustraciones de los grandes artistas que se encerraron para no ver la deslealtad que los quiere cegar.
foto Rodolfo Ramirez Soto reportajes gráficos El Tiempo.com

martes, 6 de noviembre de 2007

22 AÑOS DE INJUSTICIA

El 6 de noviembre de 1985 ocurrió lo que el señor Uribe llamaría quizá una "hecatombe" y que para ese entonces fue conocida como la operación “Antonio Nariño por los Derechos del Hombre” llevada a cabo en el mismo lugar en el que hoy los vidrios blindados y las grandes estructuras pretenden seguir alimentando la amnesia de los colombianos.
La incertidumbre está viva ¿qué pasó con los desaparecidos? ¿Qué responsabilidad tuvo el ex presidente Belisario Betancur? ¿Dónde están los fiadores de este acto? ¿Quién responderá a las preguntas de las viudas, hijos, familiares, amigos y ciudadanos con la verdad? ¿un libro sí nos dará luz verde? ¿Cómo explicamos las sorpresivas imágenes y testimonios que cada año aparecen para unirse a los cientos de folios que guardan el caso?

Primero vinieron a buscar a los comunistas
y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos
no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas
y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos
y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces,
ya no quedaba nadie que dijera nada.
(Martin Niemoller)